El flúor es un mineral que se encuentra de forma natural en alimentos y también lo podemos encontrar en depósitos de agua. Este es ampliamente utilizado en el ámbito de la Odontología, sobre todo en el las pastas de dientes, ya que previene las caries al promover la mineralización y hacer que el esmalte dental sea más resistente al ácido.
¿Cómo actúa el flúor?
- Se concentra en los huesos y en los dientes en desarrollo de los niños y fortalece el esmalte de los dientes de bebés y adultos antes de que erupcionen.
- Ayuda a endurecer el esmalte de los dientes adultos que ya han erupcionado.
Los restos de comida y bacterias que se acumulan en las superficies dentales forman el biofilm dental. Cuando comemos alimentos y bebidas que son ricos en azúcares, las bacterias cariogénicas fermentan estos azúcares y los transforman en ácidos que contribuyen a la disminución el pH de la boca. Cuando el pH es inferior a 5,5 se produce una desmineralización del esmalte, que, si es continua, es capaz de llegar a formar surcos y grietas microscópicas. Si al pasar el tiempo, persiste en boca un ambiente ácido, se puede llegar a formar la caries dental.
Sin embargo, la saliva contribuye a la interrupción de este ataque al recubrir los dientes y aportar calcio y fosfato para reemplazar el que se ha perdido por la desmineralización. Es precisamente en este momento donde el flúor adquiere mayor importancia.
Cuando el flúor entra en contacto con la saliva y con las superficies dentales, se combina con el calcio y el fosfato para crear un poderoso sistema de defensa: la fluoroapatita. Es mucho más fuerte y resistente y actúa protegiendo a los dientes de la caries.
En este sentido, antes de iniciar cualquier tratamiento con flúor, es importante consultar con un experto, ya que, si bien puede aportar muchos beneficios a la salud bucodental, su uso en exceso puede producir manchas en los dientes o daños en el esmalte.
Desde Clínica Dental Otaduy, recordamos que es fundamental mantener una correcta higiene oral que prevenga de la aparición de problemas más graves, derivados de unos malos hábitos. Por este motivo, al igual que hemos hecho en anteriores post, recomendamos a todos nuestros pacientes:
- Visitar al dentista al menos, una vez cada seis meses.
- Cepillarse los dientes tres veces al día, sobre todo después de cada comida.
- Utilizar hilo dental o cepillo interdentales.
- Emplear una pasta de dientes fluorada y un buen colutorio.
- Cepillarse la lengua, al menos, dos veces al día.